Ignoro lo que supondrá para mi vida
y mis fuerzas los cuidados paliativos. Se supone que desde ahora tendré una atención
más personalizada desde casa, para tratar el dolor y el cansancio según me vaya
encontrando cada día.
Por un lado, me supera la
situación, no sé cómo situarme. Por otro, creo que es una ventaja dado que evita
mi desplazamiento al hospital. La última consulta la hice en ambulancia dado el
cansancio y la torpeza de movimiento con la que me voy encontrando.
La situación es que el TAC da un
resultado de enfermedad estable, pero los marcadores tumorales continúan
subiendo. Ya están por encima de 800. La medicación pautada aún no es muy
fuerte, de momento me permite tener un buen estado anímico y mental
considerables.
Es cierto que últimamente escribo
menos, tampoco ando muy inspirado para el canto. Pero aquí estoy, presente. Y
paciente.
Cuando yo era pequeño, en el cine,
previo a la película, ponían un documental llamado NO&DO, con noticias
políticas de la época. Digamos que mi estado de salud es como un intermedio de
dicho documental. También en televisión para poner los cortes publicitarios
ponían el anuncio de que el programa se encontraba en un intermedio.
Así es como me siento con mi
enfermedad. Como pasando un intermedio. Una parte lo define la fragilidad, otra
parte lo define el bienestar.
En medio, la pregunta eterna: ¿Qué
quiere Dios de mí? Un amigo me hizo ver ayer que quizás la pregunta más
adecuada en mis circunstancias sería ¿Qué quiero yo de Dios?