SONRIÉNDOLE A LA VIDA

22.10.2024

 

Hay algo que la enfermedad casi logra quitarme. De alguna manera olvidé sonreír. No me acordaba como se esbozaba una sonrisa y hacer que ésta se notara de forma auténtica. Cuando me lo observé en mí fue el día que sentí que perdía la vida. Pedí el consuelo de la oración de un hermano, y el sacramento de la Unción de Enfermos.

Notaba como volvía en mí la calma, y me abandonaba al descanso... Después de un mes, he logrado sonreírle a la vida, a la gente y a Dios. Es importante no perder la capacidad de reír y sonreírle a la vida. Es como asomar con otra experiencia de vida el alma a los otros. Ellos quizás lo estén necesitando.

    

 

A finales de Octubre ha venido mi hermano David con su pareja María. Han sido unos días entrañables. Hemos podido reírnos bastante, dada la situación. Junto a ellos pongo una foto que me recuerda insistentemente cómo tengo que sonreír. A veces tiene que haber algo que te recuerde cómo era sonreír.